La fatiga por compasión es la consecuencia que sufren los profesionales de algunos sectores profesionales (sanitario, social, RRHH, policía…) y también los líderes de equipo en general, por exceso de empatía y necesidad de ayudar a la hora de solventar situaciones de trabajadores, pacientes y clientes.
Gestionar problemas de otros, acompañarles en procesos de mejora, tomar decisiones que alterarán sus vidas, ayudar a mantener su equilibrio emocional frente a situaciones, etc puede repercutir seriamente en la salud del/de la profesional y ocasionar (entre otros problemas) la fatiga por compasión.
La fatiga por compasión puede reconocerse a través de estos síntomas:
- Físicos: Sensación de agotamiento (crónico y sin motivo), insomnio, dolor corporal o de cabeza, problemas digestivos
- Emocionales: Depresión, ansiedad, falta de motivación, hipersensibilidad, desequilibrio emocional, poca concentración, aislamiento, falta de ganas de sociabilizar, insatisfacción general…
- Laborales: Baja productividad, escasa concentración y motivación, replanteamiento de carrera laboral, insatisfacción en el trabajo, etc.
Es cierto que estas señales pueden venir por otros motivos. Por ello, lo primero que deberías hacer es cuestionarte si lo que sientes es debido a la fatiga por compasión o se trata de otro problema.
Para obtener esta información revisa:
- Tu grado de empatía
- Tu nivel de implicación
- Si sabes desconectar del trabajo una vez finalizada tu jornada
- Si tienes un nivel muy elevado de autoexigencia
- Si (a pesar de que hay más personas en tu departamento) todo el mundo acude a ti para resolver o contarte sus problemas
- Cuánto de lo que haces es laboral o es personal (qué te pide la empresa y qué ofreces tú sin que te lo pidan)
A partir de este conocimiento, puedes trabajar para transformar lo que te provoca fatiga por compasión; cambiar, por lo menos, la sensación que te produce.
Sobre todo, aprende a cuidarte y a priorizar tu salud. En los aviones siempre nos recuerdan que, antes de poner la máscara de oxígeno al resto, has de ponértela tú. Tenlo en cuenta en tu día a día y en el área profesional.
Cómo líder, busca la forma de protegerte y no contagiarte de los estados de ánimo del prójimo. Practica la asertividad y dosifica tu energía para poder gestionar a todo el equipo sin quedarte a cero para mantenerte a ti.
Desde Creantum, recomendamos que busques ayuda de un profesional para solucionar esta situación.