Vincular los objetivos grupales con la determinación personal
Principios de año es momento para configurar planes y estrategias. Empresas, equipos de trabajo y muchas personas a título individual, nos proponemos nuevos objetivos que estimulen nuestra actividad profesional. Buscamos definir objetivos útiles que nos acerquen a nuestros retos y, que sean realistas y ambiciosos, al mismo tiempo.
Establecer objetivos no es tarea fácil. Cuando los objetivos resultan verdaderamente difíciles, por no decir imposibles de conseguir, provocan frustración y desmotivación. Por el contrario, cuando resultan ser cómodos o sencillos de conseguir, se corre el riesgo de caer en la autocomplacencia y la falta de espíritu crítico necesario para crecer. Entonces, ¿cómo encontrar el equilibrio?
Por otro lado, las personas necesitan saber que el resultado de su trabajo contribuye a la consecución de los objetivos propuestos. Este es uno de los pilares básicos de la motivación. Si, por el contrario, las personas no sienten que su trabajo es de utilidad para la causa, entonces las probabilidades de alcanzar esos objetivos decrecen.
¿Cómo alinear a las personas hacia un objetivo motivante?
Uno de los fundamentos del liderazgo eficaz es conseguir que el compromiso personal de cada miembro de un equipo esté totalmente alineado con los objetivos del mismo. Para ello es necesario asegurar que cada persona:
- Conoce las razones por las que se establecen unos objetivos y no otros. La información que se traslada al equipo tiene que ser clara, concreta y alejada de cualquier tipo de especulación, sospecha o duda.
- Entiende el propósito de las estrategias, procesos de trabajo o acciones vinculados a esos objetivos. El alineamiento y la coherencia tienen que ser visibles de principio a fin.
- Es consciente, tanto de los beneficios que se esperan del cumplimiento de todas las actividades relacionadas con los objetivos, como de las consecuencias de no hacerlo.
- Sabe cómo afecta el cumplimiento de sus propias responsabilidades en las de los demás, así como, entiende cómo afectan los comportamientos de los demás en la calidad de su trabajo.
- Tiene la oportunidad de participar en la confección de los objetivos. Si bien, es cierto que tradicionalmente la asignación de objetivos es jerárquica, TOP – DOWN, de arriba hacia abajo, también lo es, que promover la creación de objetivos BOTTOM – UP, de abajo hacia arriba, refuerza el compromiso de las personas.
- Tiene acceso a la información que detalla el progreso del conjunto de objetivos de toda la empresa, no sólo de los propios en los cuales se está involucrado, sino también del resto de departamentos o áreas de la empresa. Así se incrementa también la percepción del valor de la contribución de todos.
Para saber más acerca del liderazgo que impulsa los OKR, leer: ¿Qué tipo de liderazgo se necesita para implementar un sistema de gestión de objetivos basado en OKR?
¿Cuál es la clave para mantener unos objetivos realistas y ambiciosos?
Pero todo ello, aún no es suficiente. En un entorno tan poco predecible y tan cambiante como el actual, es necesario dar espacio a la reflexión sobre el qué y el cómo estamos acercándonos o no a nuestro destino.
OKR, el sistema de gestión de objetivos que nace de las metodologías ágiles nos proporciona las siguientes claves:
- El progreso de consecución de los objetivos debe ser monitorizado de una forma continuada. Sabiendo que nos encontramos en un contexto de cambio continuo, es preciso que los objetivos sean segmentados en ciclos cortos y se realice un seguimiento, idealmente, semanal.
- Hay que preguntarse continuamente:
- ¿En qué medida lo que estamos haciendo nos acerca o nos aleja de nuestro destino?
- ¿Con qué obstáculos nos encontramos?
- ¿Qué necesitamos para enderezar el rumbo?
- ¿Qué estamos aprendiendo para diseñar nuestros próximos pasos?
- ¿El destino hacia donde nos dirijimos, continua respondiendo a nuestro propósito inicial?
- Los objetivos no deben ser mandamientos esculpidos en piedra. Los objetivos, igual que las acciones para conseguirlos, deben poder ser revisados, modificados, e incluso cambiados en cualquier momento de la travesía.
- El desempeño de un equipo tiene que fluir hacia un destino final compartido que proporcione sentido a todo el esfuerzo invertido. Los objetivos tienen que estar al servicio de ese propósito.